Hoy he intervenido en unas charlas sobre "Comunicación y Sur", organizadas por el dpto. de Comunicación de la Universidad Juan Carlos I. El título era "Abordajes alternativos a la cobertura mediática del Sur" y compartía mesa con Beatriz Ariño, de Infome Semanal (RTVE) y Ferrán Montesa (Le Monde Diplomatique). Cada uno ha explicado la experiencia de su propio medio a la hora de informar sobre temas que afectan a países en desarrollo; yo he contado nuestra visión de www.canalsolidario.org y alguna pincelada de ekoos.org, puesto que el público eran estudiantes de periodismo.
Más allá de lo que podíamos contar cada uno -y todos hemos coincidido en muchos puntos-, lo que más preocupaba a los futuros periodistas era cómo ejercer un periodismo más responsable y comprometido con esas realidades invisibles en el actual panorama mediático. Reconozco que se lo hemos puesto bastante negro -y hay razones: trabajos precarios, sueldos bajos, una profesión que pierde credibilidad a marchas forzadas...- y sin embargo, en medio de este panorama, estoy convencida de que hay hueco para los que tienen verdadera vocación.
Esos que no se conforman con acudir a las ruedas de prensa, que persisten hasta lograr lo que quieren, que patean la calle con las antenas permanentemente puestas, que se mezclan con la gente (muchos hemos perdido algunas de estas cosas por el camino) y que practican una cualidad que deberían mimar todos los periodistas: la curiosidad por todo. En el caso del "periodismo social", esa curiosidad se dirige hacia esas personas y realidades "invisibles" que nos rodean, dentro o fuera de nuestro país.
Creo que el nuevo slogan del diario "El País" es incluso más aplicable a los periodistas que a los ciudadanos: nosotros, más que nadie, debemos "Querer comprender" para intentar que otros también entiendan. E informarse para comprender, tal y como decía Ignacio Ramonet hace ya varios años, cuesta. Y no se refiere sólo al dinero.
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