Hoy hemos tenido la comida de navidad de la fundación y ha habido un momento -suele haberlo en este tipo de comidas- de recordar viejos tiempos. No nos hemos ido muy atrás porque al fin y al cabo, la Fundación Chandra tiene 8 años de vida, pero sí hemos recordado cosas relacionadas con la selección de personas en Chandra.
Marisol recordaba que empezó a formular uno de los proyectos que ahora existe trabajando como voluntaria desde su casa en sus ratos libres y fines de semana. Cuando por fin se consiguió financiación para el proyecto, recuerda que la llamó la entonces directora para decírselo y anunciarle que iban a contratar ya a la persona que lo llevaría porque... "tú no te has planteado dejar tu trabajo actual ¿verdad?" "¡Cómo que no! Pero si había puesto en ese proyecto todas mis ganas, ilusión y tiempo!!! Menos mal que al decírselo, me incluyeron en la selección y me contrataron".
Y Marta, que entró orgullosamente embarazada de cuatro meses y feliz como una perdíz (sigue en ese estado de felicidad permanente). O Laura, que en la entrevista avisó de que se casaba en un mes y que se iba de viaje de novios.
Y Diego, que nos cautivó a todas con el buen olor que nos llegaba desde la sala de su entrevista laboral. Con él, como con otras personas que han entrado a trabajar en la fundación, nada más terminar la entrevista fue un "es él". En la comida lo hemos bautizado como "química laboral" o "dèjá vues" laborales: cuando conectas no sólo con las personas sino también con la "empresa" para la que te entrevistan.
A Mar, cuando la llamamos para concertar la entrevista laboral, le dimos la dirección a la que tenía que acudir y...¡estaba allí mismo". Entonces ya pensó: me van a coger. Quizás fuera muy optimista, pero aquí está (en la ofi de Barcelona, en realidad).
Palmira, recién incorporada, contaba que fue a la entrevista pensando en decir que no le interesaba, que estaba bien y que no quería cambiar. Sin embargo, cuando terminó la entrevista, preguntó si se podía encadenar a la pata de la mesa para poder quedarse y entrar a trabajar con nosotros. No es que seamos estupendos, sino que sintió un dèjá vú con Chandra: le resultaba todo muy familiar, muy cercano. Quería trabajar aquí.
Y con Aida, que se incorporó hace unos seis meses, una de las muchas cosas que nos cautivó fue que se pasó toda la entrevista sonriendo (y todavía sigue). ¿Y por qué?- le he preguntado hoy. "Porque me encantaba la idea de trabajar aquí". Cuando te encuentras con personas con esa actitud en las entrevistas de trabajo, qué fácil es pensar: "es ella".
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